sábado, 31 de octubre de 2015

Un punto muy trabajado


La inferioridad del Deportivo, en prácticamente todos los aspectos, respecto al Atlético de Madrid es un hecho. Por eso, pese a que Víctor había declarado en rueda de prensa que el planteamiento del partido había sido diseñado con el objetivo de lograr la victoria, se esperaba que el equipo presentase una notable orientación defensiva. Y así fue. El conjunto coruñés salió con el claro objetivo de conceder defensivamente lo menos posible a los del Cholo Simeone, e intentar aprovechar alguna acción suelta con los hombres de ataque: Lucas, Fede y Jonás. La primera parte del planteamiento salió a la perfección. El equipo se plantó en el ya clásico 4-5-1, dejando libertad a los centrales contrarios para que avancen con el balón pero tapándoles todas las líneas de pase interiores, y apenas sufrió. Ante ese gran trabajo de los centrocampistas blanquiazules para tapar las líneas de pase, el Atlético acabó llevando la gran mayoría de sus ataques a los costados, donde casi siempre morían sin peligro. Pero esto cambió pasada la media hora de partido, cuando en una jugada de Carrasco por la banda izquierda volvió a florecer la fragilidad defensiva de Laure. El extremo belga superó al defensor blanquiazul y puso un centro atrás que, no sin algo de fortuna tras una serie de rebotes, Tiago remató de forma inapelable desde la frontal sin dar opción alguna a Lux.

A partir del 0-1 la balanza, que había estado muy igualada, se inclinó del lado rojiblanco. El Atlético, que ya había dominado pero sin lograr inquietar la portería de Germán Lux, comenzó a generar más y con más peligro. Fueron diez minutos, los últimos del primer tiempo, en los que el Deportivo sufrió e incluso pudo ir 0-2 al descanso. Pero tras la reanudación cambiaría el guión. Bueno, en realidad sería el mismo solo que con otro protagonista. En el segundo tiempo fue el Deportivo quien, desde el comienzo, se hizo con el balón e intentó llevar la iniciativa de un partido en el que ya no tenía nada que perder. Por sorprendente que pueda parecer, a base de la posesión los blanquiazules fueron arrinconando cada vez más cerca de su área al Atlético. Pero seguía habiendo un problema, la falta de profundidad. El Depor tocaba con facilidad en campo contrario, pero no disponía profundidad. Todos los atacantes pedían la pelota al pie, y ninguno rompía con un desmarque la monotonía. Solo alguna acción de Fede, que se mostró mucho más participativo en el segundo tiempo, recibiendo en el costado derecho para tirar la diagonal y finalizar con un disparo inquietaba de vez en cuando a Jan Oblak. La entrada de Luis Alberto en lugar de Jonás mejoró algo al equipo en ese aspecto, pero sin llegar a ser nada importante. Lo que si supuso un punto de inflexión fue una acción de la que pocos esperaban algo provechoso. En un balón que se perdía por la línea de fondo sin aparente peligro, Giménez se confió y vio como Lucas Pérez le robaba la cartera para después regatear a Oblak y definir con tranquilidad. Ésta acción suponía el 1-1, pero también supuso el inicio de un dominio casi aplastante por parte de los de Víctor. E igual que el Atlético pudo haberse ido 0-2 al descanso, el Deportivo pudo llevarse la victoria si la madera no hubiera repelido un preciso disparo de Fayçal Fajr.

Al final, tablas en el marcador y reparto de puntos. Un reparto justo, ya que cada equipo dominó en un tiempo y ambos pudieron incluso llevarse la victoria. En lo que al equipo blanquiazul se refiere, es un punto muy importante sumado ante un rival de "otra" liga. Pero es sobre todo un punto muy trabajado durante los 90 minutos, con un primer tiempo más conservador y un segundo de dominio casi absoluto. En el que es el primer partido ante un conjunto del teórico top-3 de la Liga (Barcelona, Real Madrid y Atlético), el equipo ha demostrado ser capaz de competir y de plantar cara a un rival claramente superior. Sin duda, tanto las sensaciones que deja el partido como el resultado del mismo son muy positivas para el equipo. Pero como ya hemos mencionado previamente, no hay que pasar por alto la preocupante falta de profundidad que padeció el equipo durante la primera media hora del segundo tiempo.

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