sábado, 1 de noviembre de 2014

Decepcionante...

Así se podría describir con tan solo una palabra el partido del Deportivo ayer, decepcionante. Y decepcionante en todos los aspectos, desde la defensa hasta el ataque, y jugador por jugador a excepción de Fabricio y Cavaleiro. La buena imagen dada en las últimas jornadas ante Valencia, sobre todo, y Espanyol se esfumo ayer ante el Getafe volviendo a parecer aquel equipo de jornadas anteriores.

Errores en la salida constantemente y falta de ideas en tres cuartos. El Dépor fue el claro dominador de la posesión del balón (56,4 %) pero no logro llevarla a zonas peligrosas ni convertirla en ocasiones claras. Tan solo 9 disparos en todo el encuentro, muchos en los últimos minutos apelando a la épica, de los cuales tan solo 2 fueron a portería. Todo lo contrario el Getafe que, con bastante menos posesión, supo ser más peligroso y llego a disparar en 16 ocasiones. Es cierto que tampoco estuvieron mucho más acertados en cuanto a la puntería, solo 4 entre palos, pero les valió para anotar dos goles y dar una sensación de peligro e incertidumbre constante.

Esa monotonía de toque en corto en el centro del campo, y abriendo a bandas para centros sin rematador, solo la rompía Cavaleiro. El portugués ayer fue el mejor del encuentro gracias a sus acciones individuales y, sobre todo, a las ganas que puso en todo momento. Con 0-2 en el marcador y casi todo el equipo desaparecido, él se lo echo a las espaldas y empezó a ser el principal protagonista del ataque jugada tras jugada. Suya fue la jugada del gol de Hélder Postiga que trajo ilusión a toda la afición. Se pelea con todos en la banda, se va por calidad y mete un buen pase a Toché. Luego el murciano hizo un buen movimiento y dejo el balón en bandeja a Postiga para que este marcará su primer gol como blanquiazul.

Cavaleiro fue el mejor de los blanquiazules.

El otro que se salvo fue Fabricio. El portero canario no tuvo culpa en ninguno de los dos tantos. El primero es todo mala suerte. Disparo abajo al primer palo al que el guardameta responde bien, el balón se estrella en el palo y le golpea en la espalda para terminar introduciéndose en la portería. En el segundo, al poco de comenzar el segundo tiempo, la defensa está no se sabe muy bien donde y Lafita remata a bocajarro con toda la tranquilidad del mundo haciendo imposible cualquier intento de parada de Fabricio. No pudo continuar su racha de imbatibilidad, pero se está ganando jornada tras jornada la continuidad en la portería blanquiazul.

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