jueves, 18 de diciembre de 2014

Un partido con dos caras

La vuelta de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey no estaba señalada en el calendario como una fecha importante, ya que la competición en si no lo viene siendo desde hace ya varias temporadas. Pero nunca gusta, ni a jugadores ni aficionados, mostrar una mala imagen que pueda dañar la confianza del equipo. Y si, eso es lo que ha pasado hoy ante el Málaga. No durante todo el encuentro, pero si en el momento donde todo se tenía que decidir. De una primera parte muy buena, mostrando una solidez defensiva sorprendente y en la que quizá lo único cuestionable fue la falta de creatividad en ataque, pasamos a un segundo tiempo donde la principal característica fue la pasividad defensiva que facilitó mucho el juego del conjunto andaluz.

Primera parte en la que el mejor sin duda fue Cezary Wilk. El polaco rindió a su nivel habitual, dando equilibrio en el centro del campo manteniendo siempre su posición por delante de los centrales y realizando ese trabajo sucio que tantas veces pasa desapercibido, pero que no por eso es menos importante. Lo siguieron de cerca Insua y Lopo, que cuajaron una primera parte muy segura actuando en defensa de tres junto con Manuel Pablo. Quizá el Insua de hoy, pese a que en el tercer gol Santa Cruz le gana la posición demasiado fácil, haya sido el Insua más sobrio y seguro desde la temporada pasada. Destacar también a Manuel Pablo, que no estuvo mal en ningún momento del encuentro teniendo en cuenta que no está contando con minutos en la competición liguera. Entre todos lograron que el equipo no sufriera en defensa, anulando en gran medida el juego del Málaga, y que diera una de las mejores imágenes en este aspecto en lo que va de temporada.

Insua mostró, desde mi punto de vista, su mejor nivel en lo que va de temporada. (Foto: somosdepor.com)

Pero esa seguridad defensiva desapareció por completo en el segundo tiempo, y terminó siendo decisivo. Y así fue como llegó el primer gol del Málaga, donde Lopo no acierta a despejar un balón por alto que parecía estar controlado por el catalán, pero que acabó en los pies de Santa Cruz para que este batiera a bocajarro a Germán Lux. Pero no fue solo el error, o los errores, en un momento puntual, sino más bien las sensaciones que dejó el equipo. Con el 2-1 en el marcador, que llegó por medio de un disparo desde la frontal de Recio, el equipo se volcó y el partido pasó a ser un correcalles. El Málaga aprovechó el ímpetu gallego para retrasar un poco sus líneas y luego salir rápido a la contra, y les funcionó. En un balón en largo por la banda derecha, Amrabat le ganó la carrera a Manuel Pablo y terminó poniendo un centro preciso para el desmarque de Santa Cruz al primer palo. Apenas un par de toques les valió para sentenciar el encuentro con todavía más de 20 minutos de juego por delante. 20 minutos en los que lo más destacado por parte del Deportivo fue una clara ocasión que tuvo Cuenca, pero este la desaprovechó ante un Ochoa que reaccionó a la perfección. Quién no perdonaría sería el Málaga, que aprovechó otro contraataque ya en el descuento para poner el 4-1 y hacer todavía más abultado el resultado por medio de Camacho.

Quizá lo único positivo que se puede sacar del encuentro además del buen nivel defensivo de la primera parte y la actuación de Wilk, de los pocos que mantuvo la talla en el segundo tiempo, sea la reaparición de Diogo Salomaõ. Cuando se conoció que volvía a una convocatoria, todo el mundo se ilusionó con la posibilidad de que pudiese reaparecer en La Rosaleda 8 meses después de caer lesionado en Riazor. Y finalmente fue así, pero por desgracia justo cuando ya estaba preparado para saltar al campo el Málaga anotó el tercero, lo que le quitó emoción al encuentro y el aliciente de ver su condición de revulsivo ante un buen rival. Veremos como progresa en los próximos días y si vuelve a ser elegido por Víctor Fernández como una opción para el duro partido de este fin de semana contra el Villarreal.

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